Decidí entonces tomar el metro y después el tren suburbano hasta la estación Fortuna, la cual me deja en la estación Ferrería del metro.
La terminal del suburbano fue instalada en la vieja estación del ferrocarril de Buenavista y el sólo hecho de pisar una vez más esa estación me trajo muchos recuerdos.
Escencialmente no fue modificada, sólo la parte de los andenes fue remodelada en piso y techo. Las ventanillas donde otrora se vendían los boletos existen, sólo que ahora ya no se compran ahí los boletos, las máquinas expendedoras han sustituido a los vendedores.
El tren me srprendió gratamente, por su rapidez y su "modernidad" ya no se parece al "viejo" ferrocarril de segunda que yo conocía.

Pese a toda la modernidad, conserva algo del antiguo ferrocarril: el sonido que hacen las ruedas en su paso sobre los rieles.
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