Resulta que mi antena parabólica se estropeó por culpa el viento que sopló la semana pasada. Conseguí un remplazo y entonces me dediqué a realizar todos los cálculos necesarios (me salió el ingeniero que todos llevamos dentro). Internet me dio la posición y ángulo de elevación: que si el ángulo cuyo seno sea el cateto opuesto sobre el cateto adyacente, bueno hasta me compré una brújula. Todo listo.
Coloqué la antena tmbién taladro en mano y con base en mis cálculos la dirigí a donde, según yo, estaba el satélite y... nada... hice entonces uso del tanteómetro y... voilà... estoy viendo el discovery...
Lo ingeniero a uno también le sale cuando resuelve un problema, no sólo en la teoría, también en la práctica.
sábado, agosto 28, 2010
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