jueves, junio 18, 2009

Una mente brillante

En la edición del día de hoy, 16 de junio, se publicó en La Jornada, una entrevista con Lorenzo Meyer, una de las mentes brillantes de este pais. Me parecen interesantes los siguientes pasajes:

Desde los años 80 del siglo pasado en México se carece de un proyecto de nación, pero lo peor es que se ha buscado vincular al país con el proyecto de nación de Estados Unidos, el cual ahora atraviesa una severa crisis.

Las elites, sin ideas viables

Las elites ya no tienen las ideas adecuadas para que sus proyectos tengan sustento social, y más bien me da la impresión de que administran el tiempo más que plantear un proyecto de nación, que implicaría proponer dos, tres o cuatro grandes ideas que despierten la imaginación, que permitan ver un futuro brillante, aunque el presente esté muy opaco.

–La crisis económica, política y social de los años recientes en México, que cada vez parece más grave, ¿significa que el país está en un callejón sin salida, en decadencia, que se está desmoronando?

–Si echamos un vistazo a la gran historia –responde Meyer–, vemos que sí hay países que se han desmoronado. Y los hay que dejaron de ser viables y fueron asumidos por otros, o simplemente vegetaron en una mediocridad lamentable. Ésa es una posibilidad, y supongo que el grueso de los mexicanos estaría en contra de ello. Pero no está mal tenerlo como punto de referencia. En cualquier caso, sí hay una decadencia.

“Veamos algunos indicadores que me asombran. La proporción que la industria tenía en la economía nacional es ahora menor de la que tenía hace 20 años. Estamos en un proceso de desindustrialización. Entonces, ¿qué es lo que nos proponemos? Estamos en una especie de achicamiento: de algunos sectores económicos y de la ambición. Como que ahora lo más que aceptamos es: con que sobrevivamos, con que no nos hundamos.

En la calle de la amargura

Un ciudadano común, como nosotros, ¿qué hace? Las instituciones requieren de liderazgo. Brasil lo tiene, China e India. Nosotros andamos en la calle de la amargura.

“Ésa es nuestra crisis. No se puede una reconversión de la envergadura que requiere México sin liderazgo, y éste requiere legitimidad. Y la legitimidad se consigue básicamente por la vía de elecciones creíbles, que despierten un mínimo de entusiasmo. Ahora no son ni creíbles ni despiertan mucho entusiasmo porque hay una crisis de representatividad".

“Los partidos no representan al grueso de la sociedad mexicana, no han logrado cumplir con su papel, a pesar de que han absorbido una cantidad fantástica de recursos públicos. Es mucho dinero para tan pobre resultado. No nos dan el liderazgo que México necesita".

Un país distinto al nuestro se movería ahorita rápido, rápido, porque es cosa de supervivencia. Pero el liderazgo parece pasmado. Es más, no sabe ni qué hacer con el crimen organizado, menos con la organización del gran futuro de México.

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