miércoles, junio 30, 2010



El pasado 29 de junio terminé de leer el libro de Andrés Manuel. Dejo este escrito que me envió Laura desde San Luis Potosí, y que fue realizado por un periodista tabasqueño.

Leí el nuevo libro de Andrés Manuel López Obrador en autobús, trayecto Veracruz-Villahermosa. Se llama: La mafia que se adueñó de México… y el 2012. El libro es un señalamiento directo contra los potentados que en contubernio con Carlos Salinas De Gortari, (ex presidente, que llegó al poder con el megafraude a Cuauhtémoc Cárdenas en el 88) se apropiaron de los bienes nacionales: bancos, minas,  carreteras,  ferrocarriles, aeropuertos, Aeroméxico, FERTIMEX, Teléfonos, etc. ¡Todo, pues! Lo hicieron con premeditación, alevosía, ventaja, dolo y saña; lo hicieron con rapacidad.

Los salinistas para adueñarse del país adecuaron artículos de la Constitución y leyes secundarias. Para ello elaboraron un discurso de la modernidad y una imagen de desarrollo que no correspondió nunca a la realidad del ciudadano común, tanto al del salario mínimo, como a las clases pobres-medias, profesionistas, pequeños comerciantes.

Andrés Manuel lo dice en su libro de manera directa, clara y sencilla. Lo dice sin la afectación propia del impulso tropical, lo dice con firmeza, pero tranquilo; los señala, los indicia, como una obligación del ciudadano preocupado por su patria, la cual se despeña entre la pobreza, la violencia, la simulación y la antidemocracia.
 
Les pone nombre y apellidos: los más ricos de los ricos, los que aparecen en FORBES y los que aspiran a aparecer en esa revista donde se exalta el dinero por sobre lo humano, donde se reconoce la acumulación de monedas y billetes por sobre la educación y la cultura. Desfilan los nombres de Carlos Slim, Roberto González Barrera, Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga Jean,  Alfredo Harp Helú, los Garza Sada, Germán Larrea, Lorenzo Zambrano y otros.
 
El libro sobre la mafia de los barones del dinero no se queda en el señalamiento simple. Obrador ejemplifica y justifica con hechos históricos, plantea  los por qué de la necesidad del cambio. Cita cifras del crecimiento del país y las compara con las de otros. Detalla el abandono del campo y de la planta productiva. Describe y denuncia al duopolio televisivo (televisa y Tvazteca) y cómo este administra la ignorancia del pueblo. 

Denuncia que este diabólico duopolio pretende imponer a Enrique Peña Nieto en la presidencia de la república en el 2012, como la ha hecho con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón a través del PAN o el PRI, que para el caso les funciona de la misma manera. El bicéfalo engendro, que los estudiosos del tema bien nombran como PRIAN, ha logrado imponerse.

Una anotación aparte merecen las esplendentes crónicas de su viaje al México profundo, cuando visitó los 418 municipios de usos y costumbres de Oaxaca. En ellas López Obrador describe las condiciones de miseria de pueblos enteros donde no conocen el teléfono y el abandono gubernamental es más que evidente, que se traduce en desnutrición, falta de empleo, abandono del campo, migración, muertes infantiles, menor promedio de vida, escuelas en abandono. Reconoce Obrador en esos pueblos su grandiosa y milenaria cultura, la generosidad y la disponibilidad para el trabajo. Son crónicas testimoniales y de alta factura literaria.
Explica Obrador también el trabajo de organización –conformando comités territoriales- que se está haciendo alrededor de la figura del gobierno legítimo (forma de oposición asumida para evidenciar lo espurio del régimen de Felipe Calderón), y la difusión de ideas a través del periódico Regeneración, el periódico del pueblo organizado.
 
Con todo lo anterior el libro es una explicación a detalle de la alternativa que tendremos en el año 2012, en el cual los mexicanos tendremos que decidir mediante el voto entre dos proyectos de nación: el de la rapiña salinista; o el proyecto alternativo de Nación que propone Andrés Manuel.

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