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Ingresamos el mismo día a los Karis: 18 de agosto (sólo que con unos años de diferencia). Al principio me pareció un tipo antipático y, poco a poco fui entendiendo su manera de ser, hasta que me gané su confianza y amistad.
Siempre me llamó la atención y admiré su capacidad para estar activo, para comer y para estar hablando. Me sorprendía y envidiaba la facilidad que tiene para dormirse. Alguna vez lo hizo recargado sobre una enorme bocina cuando fuimos a un “tibiri” en la colonia doctores. En otra ocasión se quedó dormido en una caverna mientras el agua le corría por debajo de la cintura.
Vive de vender churros y alguna vez dijo que él “no vendía churros, sino un estilo de vida”. Otra de sus célebres frases fue “Luis Miguel y yo somos iguales pues nacimos el mismo día”.
Alguna vez yo pensé que si “necesitaba matar a alguien, Aarón sería mi cómplice”. Compartimos muchos momentos de éxito y algunos de fracaso.
Hoy la vida nos ha llevado por camino diferentes y aunque él no lo crea, lo recuerdo frecuentemente.
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