miércoles, enero 28, 2009

Cuernavaca

Una vez más los fascistoides panistas intentan hacer de las suyas. Resulta que ahora en Cuernavaca está prohibido ganarse la vida en la calle. Vender chicles, periódicos, dulces o cualquier otra mercancía en la vía pública; limpiar parabrisas, pedir limosna o hacer malabares... y ya ni hablar de "otras" formas de ganarse la vida (impronunciables para los mochos)

¿Qué hay entonces de esa antigua tradición mexicana de la venta en las banquetas, en la puerta de la casa?

Afortunadamente siempre hay un recurso en contra de ello. Aquí una extraordinaria letra de una canción de Chava Flores...

Una indita muy chula, tenía su anafre en la banqueta,
su comal negro y limpio, freía tamales en la manteca
y gorditas de masa, piloncillo y canela,
al salir de mi casa compraba un quinto para la escuela.

Por la tarde a las calles, sacaban mesas limpias, viejitas,
nos vendían sus natillas, arroz de leche en sus cazuelitas;
rica capirotada, tejocotes en miel y en la noche un atole
tan champurrado que ya no hay de el.

Estas cosas hermosas, por que yo así las ví,
ya no están en mi tierra, ya no están más aquí.
Hoy mi México es bello, como nunca lo fue,
pero cuando era niño tenía mi Méxicoun no se qué...

Empedradas sus calles eran tranquilas, bellas y quietas
los pregones rasgaban el aire limpio, vendían cubetas,
tierra pa'las macetas, la melcocha, la miel,
chichicuilotes vivos, mezcal en penca y el aguamiel.

Al pasar los soldados salía la gente a mirar inquieta,
hasta el tren de mulitas se detenía oyendo la trompeta.
Las calandrias paraban, sólo el viejito fiel
que vendía azucarillos improvisaba el verso aquel:

"Azucarillos de a medio y de a real,
para los niños qui queran mercar..."

Estas cosas hermosas, por que yo así las ví,
ya no están en mi tierra, ya no están más aquí.
Hoy mi México es bello, como nunca lo fue,
pero cuando era niño tenía mi México
un no se qué...

No hay comentarios.: