jueves, julio 17, 2008

Valentín

Año Chiconahui Técpatl, Veintena Itzacualiztli, Día Macuilli Tochtli
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Debió haber sido en la primavera de 1982 cuando Marina y Beto fueron mis “subjefes” de tropa gnomo a la cual llevamos de campamento a Oaxtepec.

Alrededor de 30 participamos de ese campamento. La comida y actividades fueron meticulosamente planeadas. Cada una de ellas se llevó en tiempo y forma, sin embrago algo del plan falló: al levantar el campamento se nos hizo tarde. Eran las 16:30 horas y nuestro autobús salía a las 17:00 y, para empeorar, el lugar de campamento estaba ubicado en la parte más lejana del balneario con el fin de dar cierta privacidad a los acampadores.

El autobús no era rentado, era un autobús de línea… yo había comprado los boletos con “anterioridad” para asegurar los lugares, pues ya estaba convenido con los padres de familia la hora de regreso.

Si no llegábamos a tiempo habría varios problemas: perder el viaje, no tener el suficiente dinero para comprar otros y llegar a destiempo con los padres… en mi desesperación llamé a Valentín, integrante de la tropa, de menos de doce años y a quien yo sabía muy capaz y le dije: “ve a la estación de autobuses, habla con el operador de que vamos retrasados y por ningún motivo dejes que el autobús salga, nosotros nos llevaremos tu mochila” y salió corriendo.

Tan pronto como pudimos iniciamos la aproximación el resto. Pensamientos angustiosos me asaltaban “¿y si se perdió? ¿y si no llegó a tiempo? ¿y si llegó a tiempo, pero el operador no le hizo caso?

Al llegar, mi sorpresa fue mayúscula y la imagen imborrable: la esbelta figura de Valentín asida al autobús, casi como si quisiera impedir su partida… sin duda toda una hazaña de mi guía de patrulla.

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