No fue fácil. Primero porque me “enteré” que no estaba inscrito en la carrera, que sólo me había registrado en la página y no en la carrera. Después que se me quitó el coraje-sorpresa reaccioné y fui con los organizadores para solicitarles una excepción y poder participar, no sólo por mi apuesta, sino también por la “preparación” que estuve realizando.
Me anoté en una lista, con la posibilidad de que al día siguiente me pudieran asignar un número de “alguien” que se hubiera inscrito, no se presentara a recoger su número. Voluntaria-involuntariamente alguien cedió su chip para mi (cosa que agradezco profundamente) y por lo que pude participar… con chip que permitiera mi registro, aunque sin número.
El domingo llegué temprano y casi a la salida encontré a Gabriel, mi compañero de apuesta. Salimos a las 08:00 horas en punto. Llegué a la meta 28 minutos y 50 segundo después de haber iniciado la carrera. Gabriel lo hizo 12 segundos después. Lo cual significa que Gabriel ganó (por mucho) la apuesta.
Mi conclusión: No basta “entrenarse” para correr desde una máquina “elíptica” y menos aún hacerlo una vez al año. Cada deporte merece su propio respeto… y creo que yo no lo hice. Aquí una imagen que dice más, mucho más que mil palabras.
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