Carmen

Año Chicuei Ácatl, Veintena Atemoztli, Día Ce Ehécatl
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Hace tiempo escribí que “el tigre no tiene vocación para ser vegetariano”, es decir, su naturaleza le permite ser carnívoro y jamás irá en contra de este principio.

De igual forma sucede con un sistema que buscará por cualquier medio cumplir con el objetivo para el cual fue creado o desarrollado, tal y como sucede con la plutocracia que pretende adueñarse de este país y desaparecer cualquier evento que ponga en riesgo su estabilidad.

El viernes pasado Carmen Aristegui se despidió de su programa de radio diciendo “¿Qué haré el lunes por la mañana? –fue la pregunta–, y en mi caso no tardó mucho la respuesta: haré lo que no he hecho en los últimos años de mi vida, por estar aquí; llevaré al pequeño Emilio (su hijo) a la escuela”.

La línea “editorial” de la estación de radio dejó de ser compatible con las ideas expresadas en esa emisión por Carmen. Y claro que si. Fue la única que se atrevió a tocar temas como el “triunfo” del pelele en las elecciones del 2006, los “curas” pederastas, la muerte por “gastritis” de una indígena nahua, el gober “precioso” y su pandilla de secuaces, el caso Lydia Cacho, y el posterior fallo de la Suprema “Corta” de Justicia de la Nación que no encontró las evidencias suficientes como para encontrar culpable al gober. Además fue la única que se atrevió a darle espacio a Andrés Manuel cuando la mayoría de los medios no lo hacían.

Por su valor y la urgente necesidad de escucharla, se que pronto, volverá…