martes, noviembre 13, 2007

Jorge, el voceador

Año Chicuei Ácatl, Veintena Tepeíhuitl, Día Matlactlionce Mázatl
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A Jorge lo conocí cuando vivíamos en la colonia Álamos. Un joven amable y “comunicativo” pues su oficio prácticamente callejero, le permitía conocer los detalles de la vida de los vecinos.

Lo conocí pues a él le compraba La Jornada, pese a que su puesto me quedaba más lejos que uno que tenía a la “vuelta”. Me gustaba la atención de Jorge, él conocía bien mis preferencias: cuando yo me acercaba, ya tenía listo el periódico y las revistas que le compraba.

Un domingo me dijo: “aquí en el parque hay una reunión del partido, se están organizando para las elecciones ¿por qué no va?”. La sorpresa de su comentario duró poco, pues yo sabía que él conocía mi filiación política, pues la propaganda en mi carro lo evidenciaba sin duda ninguna.

Nuestras preferencias partidistas nos hicieron más amigos. A partir de ahí no sólo comentábamos los resultados de la jornada de futbol, sino de los sucesos políticos. Incluso en alguna ocasión nos encontramos en una de las asambleas en el Zócalo.

El pasado domingo, después de una ausencia por mi enfermedad, pude regresar a jugar básquetbol. De camino hacia la casa de mi mamá, pasamos por la colonia y Diana sugirió ir a los “Sopes de la Álamos”. Mientras esperábamos que nos atendieran, les dije que iría a ver a mi cuate, más que a comprar el periódico.

Caminé hacia el puesto. Ya cuando lo tuve a la vista, distinguí un moño negro sobre el puesto y cuando estuve más cerca, lo noté desordenado, que era atendido por una joven vestida de negro y con la cara muy parecida a la de Jorge. Una desagradable sensación recorrió mi cuerpo. Me acerqué sólo para confirmar lo que me negaba a creer.

La tristeza superó a la sorpresa. Un infarto mientras dormía…

Una sonrisa y “me saluda a la maestra y a las niñas” era la forma de despedirnos.

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