martes, febrero 12, 2008

Por fin el fin

Año Chicuei Ácatl, Veintena Tititl, Día Matlactli Técpatl
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Y lo dijo el Mastre Sabina en Con la frente Marchita: “no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió”, o dicho de otra forma, es mejor arrepentirse de lo que se hizo, que de lo que no se hizo.

Así pues que pese a mis ampollas y a una nueva contrariedad: mi entrepierna rosada, cual bebe de meses de nacido. Decidí pues caminar de Paso a Ameca. Antes de hacerlo, Óscar nos tomó esta imagen. Gabriela, el Popo y yo.



Iniciamos la caminata cerca de las 08:30 horas. Nuevamente al frente del grupo íbamos Laura, Gabriela, Óscar y yo, sin embargo durante el recorrido, nos fuimos separando y la mayor parte del recorrido, lo hicimos sin Laura.

No cabe duda que la bajada de las montañas es la parte más difícil. Esta última etapa resultó ser completamente diferente pues la pendiente para el descenso es más pronunciada y por tanto el esfuerzo recae más en las rodilla y el trabajo aeróbico es menor. Esto implica mayor esfuerzo muscular, más atención donde y como se pisa para no tener un accidente.

Caminamos en descenso aproximadamente dos horas y cuando llegamos a un terreno más plano caminamos una hora y media más y yo me sentía cansado. Poco a poco se fue llenando el terreno de casas. En la primera tienda compramos algo para beber, pues habíamos agotado nuestros líquidos durante el camino. Después de ello tomamos un bici-taxi, que nos llevó hasta el centro de Amecameca, donde los tres desayunamos quesadillas.

Al terminar, decidí no esperar al resto y regresar a la ciudad. En el trayecto viajé sentado en el pasillo del autobús, no había asientos disponibles.

Re-aprendí emociones y sensaciones que ya había olvidado: la solidaridad, el esfuerzo, la voluntad, la cama caliente, saber que sólo puedes comer o tomar aquello que estás dispuesto a cargar, que no tienes más que lo que llevas y que, muchas veces, debes compartirlo.

Mi reconocimiento a todos, pero sobre todo a las mujeres, a las que nunca escuché quejarse. Un agradecimiento enorme a cada uno de mis compañeros por las lecciones que me dieron y otra a mí por estar con los sentidos atentos para aprenderlas.


Sin embargo esta no ha sido la mejor experiencia de mi vida, lo será sin duda ninguna, la próxima caminata.


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