martes, julio 10, 2007

39-38

Año Chicuei Ácatl, Veintena Tecuilhuitontli, Ome Cipactli

No cabe duda que la vida verdaderamente se vive en instantes y que no comprendes esto, hasta que llega un suceso que, si tienes los sentidos alertas, eres capaz de asimilar. Mi papá decía que la vida se conforma de pequeños eventos y que estos son los que le dan importancia a la vida misma.

El domingo fui a jugar basquetbol, el partido ya estaba a un tris de acabar, estábamos un punto arriba, 17 segundos en el reloj, foules acumulados por ambos equipos (es decir, cualquier falta nos daría tiros libres) y con la posesión del balón.

Hubo un tiempo fuera, el cual aproveché para decirle a un compañero, el que yo considero el mejor tirador, que yo haría el saque, que le daría el balón a él y al resto de mis compañeros les dije que, para evitar aglomeraciones, se fueran al otro extremo de la cancha.

Al regresar del tiempo fuera el árbitro me entregó el balón. A partir de la entrega, se tienen cinco segundos para realizar el saque, pues de caso contrario el balón pasa a posesión del equipo rival. Cuando lo recibí, busqué con la mirada a mi compañero… pero él estaba distraído no se en qué. Por supuesto que me angustié y le grité hasta que “reaccionó” aunque ya era tarde: dos contrarios ya le “marcaban” de cerca. Uno de los compañeros que estaba “arriba” reaccionó y “bajó” por el balón y se lo pasé… sin embargo este es el jugador que considero el menos hábil para jugar. Le "robaron" el balón y un jugador contrario anotó la canasta con la cual perdimos el partido.

No cabe duda, pues, que la vida verdaderamente se vive en instantes…

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