miércoles, julio 11, 2007

El otro comedor

Año Chicuei Ácatl, Veintena Tecuilhuitontli, Dia Yei Ehécatl

En la empresa donde trabajo, existen formas arcaicas de organización, pues de cierto nivel hacia “arriba” se tienen diferencias sustantivas con el grueso de la comunidad. Adicionalmente al “sueldo” y los “bonos” que se percibe, está el ingreso al “otro comedor”

Uno de los ancestrales beneficios que se tienen al trabajar en esta empresa es el comedor, donde diariamente se sirven (en sus palabras) más de “cinco mil comidas”. Ahí uno tiene que hacer una democrática fila. Tomar su charola y seleccionar del menú del día lo que más le agrade, postre incluye. Adicionalmente, puede uno dirigirse a la “barra de ensaladas” y a servirse de unos dispensadores el agua de sabor (y digo de sabor, que no de frutas) del día y esperar a que se desocupe mesa. Al final, colocar en una banda sobre la charola, los utensilios usados para que sean transportados hasta el lugar donde serán lavados.

Pero en el “otro comedor” no es así. Debido a que hay menor número de personas que tiene “autorizada” la entrada pues las esperas son menores y las leyendas que se tejen alrededor de este son varias: desde que hay meseros atendiendo, que los viernes se “acompaña” la comida con cerveza, que la loza es de otro material y que ahí se pueden tratar temas y solucionarlos mientras se come.

Lo cierto es que las personas se han acostumbrado a esta segregación (Segregar: Separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales) y ven con normalidad y en algunos casos hasta con cierta ilusión el día que ellos puedan comer en el “otro comedor”.

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